jueves, 21 de enero de 2016

Miedo

No recordaba el estremecimiento que produce escribir. El estremecimiento de primerizo, por supuesto.

Hace muchos años dejé de escribir. De escribir de verdad, para mí. No sé muy bien por qué. Por mil razones, diría yo: porque debía escribir cosas más importantes, más serias, más académicas, más reales... 

Luego "crecí" y la excusa de la relevancia de lo que escribiera se fue, pero ahora el tiempo, de repente, se fue acortando. Acortando para lo más importante para el alma, tal y como dicen que sucede cuando creces. 

No recuerdo a partir de qué momento las excusas no pararon, además de la escasez de tiempo. No solo no recuerdo ese momento tan oscuro, sino que no recuerdo ya todas las excusas que me inventé para frenar el impulso de escribir.

Después de una profunda reflexión sobre la escritura, que no llevó un día ni dos; ni significó pocas conversaciones (sola o con otros, reales o imaginarios), comprendí que todas las razones que me convencían de no escribir representaban distintos miedos. 

Los miedos que se apoderan de mí normalmente son muchos. O bueno, yo creo que son muchos y a lo mejor son pocos pero yo los hago reproducirse. Pero hay uno... Uno en especial que cada vez que vuelvo a él me deja inmóvil: el miedo al daño. 

Debo decir que ese miedo es reciente y adquirido y la escritura es quizás la manera más rápida y eficaz de sentirlo, no solo por lo obvio: que otros al leerte deseen hacerte pedazos con sus críticas; sino por las malas intenciones escondidas hacia uno mismo que llevan las palabras. 

En todo caso, aquí estoy. Abriendo un nuevo blog. Mucho más sencillo, más íntimo, más honesto y con menos pretensiones que el anterior. Con la poca valentía que creo tener ahora pero con un fuerte insomnio que me impulsó a escribir. 

Ahora no pienso en el éxito que pueda alcanzar con cada publicación o qué puedo lograr a través de este espacio; hoy solo pienso en el miedo que enfrento y en la libertad que anhelo tener, porque creo firmemente, hoy, que la libertad consiste en lograr vivir sin miedo.